Medio: La Nación
Una empresa cordobesa se suma a las dos que existen en la Argentina, cuáles son los proyectos de expansión y cómo planean crecer
La tercera empresa del país dedicada a comercializar propiedades vacacionales fraccionadas nació en Córdoba y se diferencia de sus antecesoras en que tiene proyección internacional; en setiembre desembarcó en México. Si bien en la Argentina es un modelo poco desarrollado, en Estados Unidos ya está maduro y avanza fuerte en Brasil y México.
Fractional Class ya comercializa por fracciones unidades vacacionales de emprendimientos hoteleros premium en el valle de Calamuchita y en unas semanas sumará más unidades en otros puntos de las sierras de Córdoba, la costa argentina y la Patagonia. En México, opera en la Riviera Maya. Para el año próximo, además del desembarco en nuevos mercados, prevé la incorporación de tecnología Blockchain y tokenización de unidades hoteleras, finalizadas o en pre construcción, para uso o renta.
La idea de la empresa es del matrimonio de Alejandro Carrizo e Inés Simone, quienes llevan unos cinco años diseñando el proyecto. El modelo no es asimilable a un tiempo compartido porque no se adquiere tiempo, sino una fracción del total de una propiedad de por vida, con escritura. El dueño puede darle el fin que quiera.
La inversión inicial, para un monoambiente en las sierras, dentro de un hotel de categoría, ronda entre US$10.500 y US$11.000 -depende del equipamiento que tenga- y, si se rentara todas las semanas, la rentabilidad triplica a una inversión inmobiliaria tradicional.
El comprador puede comprar hasta una doceava parte de un inmueble, con derecho a usarla cuatro semanas al año (una por estación); la división está sujeta a disponibilidad para intercambiar dos de esas semanas o más en cualquier lugar del mundo, ya que al entrar al sistema se suma automáticamente a dos empresas de intercambio vacacionales -RCI e Interval- que cuentan con 6000 lugares en 110 países.
El modelo de negocio es el desarrollo “end-to-end” del negocio de propiedades fraccionadas. Desde la consultoría, el análisis jurídico-notarial de los títulos de las propiedades; el desarrollo del plan de negocio, la conceptualización comunicacional del proyecto, hasta la comercialización, con un equipo propio, de las unidades fraccionadas.
“La iniciativa procura satisfacer la demanda de dos actores clave: por un lado, el propietario final, quien accede y disfruta de una fracción de una propiedad de alto nivel, ubicada en un lugar privilegiado y con una alta valuación, por menos de la décima parte del valor completo de esa unidad”, dice Carrizo y subraya que se “optimiza la inversión con el uso real” que se le da al espacio.
Por ejemplo, el dueño de una casa de campo, la usa en promedio, entre 28 y 35 días al año, con una “alta inmovilización de capital” y un significativo costo de mantenimiento: “La compra de una propiedad fraccionada es relativamente baja, igual que los arreglos o impuestos ya que se distribuyen entre todos los propietarios”.
Por otro lado, a un empresario hotelero le ayuda a “rentabilizar su marginalidad” o la tasa de vacancia que tienen la mayoría de los establecimientos.
El sistema cuenta con cuatro alternativas de uso o inversión: la vacacional; la “rental” (destinada al micro inversor); la “blend” (permite un mínimo de ocho semanas al año de por vida, cuatro de uso o intercambio y cuatro que aportan un ingreso pasivo) y la “realty investment” (adquirir fracciones de un emprendimiento en pre construcción, a un valor competitivo y, al concluir el proyecto, recibir el aporte de capital, además de una regalía proporcional a la inversión).